viernes, 9 de marzo de 2012

A�orando estrenos: 'El amor manda' de Carol Reed

sombras

Siempre que me enfrento al visionado de una pel�cula de Carol Reed, al menos del Reed de la primera �poca, antes de que perdiese un poco el norte con superproducciones, me sucede lo mismo. La conclusi�n a la que llego es que, en contra de lo que se suele pensar, Orson Welles particip� menos de lo deseado en ‘El tercer hombre’ (‘The Third Man’, 1949), curiosamente la pel�cula por la que Reed ha pasado a la historia. Hay muestras de sobra en los films del director en aquellos a�os que nos hacen reflexionar sobre la tan discutida autor�a del mencionado film. En cualquier caso, y dejando de lado lo que muy bien podr�a ser una leyenda urbana ?el no saberlo con certeza hace a�n m�s atractivo dicho film?, ‘El amor manda’ (‘Bank Holiday’, 1938) nos descubre a un Reed lleno de energ�a y vitalidad, filmando una de esas historias en apariencia simples y amables, pero que esconden algo m�s.

Por lo de pronto es toda una sorpresa el ver un film realizado en 1938 y cuya estructura narrativa nos recuerda a films mucho m�s recientes y famosos. Los films corales suelen tener una gran aceptaci�n entre el p�blico, aunque luego jam�s batan r�cords de taquilla. Films como ‘Vidas cruzadas’ (‘Short Cuts’, Robert Altman, 1993), o la impresionante ‘Magnolia’ (id, Paul Thomas Anderson, 1999) tienen su germen en films tan peque�os como el que nos ocupa. Una peque�a joya del cine brit�nico, primera producci�n en filmar en exteriores con la intenci�n de captar el enorme bullicio que tiene lugar durante un fin de semana en el que la gente huye de una gran ciudad a la costa. El t�tulo que recibi� en Espa�a es bastante acertado, y resume la esencia del film, el cual podr�a haber formado parte del especial sobre el amor en el cine si no fueran �nicamente 32 t�tulos.

guapa y pesada

‘El amor manda’ es todo un ejemplo de descripci�n narrativa. El inicio no puede ser m�s claro. Una inmensa ciudad ?suponemos que Londres, ya que vemos un plano del Big Ben? es retratada en toda su cotidianiedad, miles de personas en sus respectivos trabajos, y que cesan sus quehaceres laborales en cuanto llega la hora de salida, anunicada como si de un gran evento se tratase. Un evento que se produce al empezar el anhelado fin de semana en el que cada cual aprovecha para descansar o pasarlo bien. Queda como perfecto reflejo de ello la divertida secuencia en la que un trabajador en una obra subre unas escaleras de pie con un peso al hombro, y a mitad de trayecto vuelve a bajarlas al oir el sonido que invita a finalizar la jornada. Un detalle muy sutil, con toques de comedia, la cual se asomar� no pocas veces al relato, aunque nunca sin cargar las tintas. Ante todo estamos ante un film amable, sin grandes pretensiones y con poderosas pizcas de drama. Una ligera tragicomedia.

A continuaci�n y tras mostrar el gran jaleo que se monta en las estaciones de tren en las que la gente se apelotona para conseguir billetes que les lleven a la localidad costera de Bexborough ?ficticia, representando todos los pueblos o ciudades costeras del pa�s?, Reed va intercalando diversas historias, cada una con su inter�s mayor o menor. La primera, y que servir� de hilo conductor todo el relato, presenta a una enfermera que queda furtemente impactada por la reacci�n de un hombre al sufrir la muerte de su esposa durante un embarazo. Resulta realmente prodigiosa la forma en la que Reed entrelaza dicha historia con las dem�s, pues supone todo un juego para hablar, una vez m�s y como en infinidad de pel�culas, del amor en todas su etapas. El proceso de enamoramiento, la atracci�n por lo prohibido dentro de la pareja, la solter�a y c�mo no, el compartir vida y sue�os con alguien durante muchos a�os.

desespertada

Aunque las otras dos hitorias, cuyos nexos de uni�n se provocan �nicamente porque todos los personajes eligen el mismo sitio para veranear durante el ajetreado fin de semana, poseen suficiente inter�s y realmente se sustentan en una mirada simp�tica por parte de Reed ?las dos amigas solteras que acuden a un concurso de misses, una de ellas absolutamente insoportable, y el maduro matrimonio formado entre una conformista mujer y un hombre que s�lo piensa en beber, cargando a cuestas con sus m�s que pesados hijos?, es realmente la de la enfermera ?magn�fica Margaret Lockwood, actriz hoy casi olvidada, a pesar de haber sido una estrella en los a�os 30? y el hombre afectado por la falta de amor, la que sustenta el relato y mantiene toda nuestra atenci�n. Su extra�a y fascinante atracci�n puede verse en un par de momentos durante la pel�cula, los m�s po�ticos y en los que Reed deja de lado su mirada realista. Por otro lado, el gusto por el detalle descriptivo sirve a Reed la oportunidad de hablar de otras cosas de similar importancia, quiz� m�s. Ah� tenemos la funci�n que una compa��a de teatro da para un solo espectador que se entretiene mientras espera que abran el bar, o la casi on�rica secuencia nocturna de una playa llena de gente descansando all� debido a que los hoteles est�n completos.

Tambi�n llama poderosamente la atenci�n como Reed enfrenta, por as� decirlo, dos formas bien distintas del nacimiento del sentimiento amoroso, demostrando con ambas que el amor llega cuando menos te lo esperas y en situaciones realmente especiales. A la historia principal dotada por Reed de cierto lirismo, hay que sumar el encuentro de la chica que se presenta a Miss, con el so�ador joven que suspiraba por Catherine (Lockwood), amiga con derecho a roce pero con sus pensamientos en otra persona. Los dos encuentros, que podr�amos considerar fortuitos, provienen de dos desgracias, una m�s importante que la otra, ya que hablamos de la muerte de un ser querido y la otra de la muerte de un capricho, de uno de esos amores plat�nicos que todos hemos sentido alguna vez. En cualquier caso, puede apreciarse, no s� si por mala leche o por casualidad, que en la pel�cula el eterno sufridor es el hombre, siempre m�s bobalic�n y d�bil que una mujer cuando se trata de amor. O al menos el que m�s lo demuestra.



Source: http://www.blogdecine.com/cine-clasico/anorando-estrenos-el-amor-manda-de-carol-reed

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